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¿Sabías que la silla eléctrica fue inventada por un dentista?

¿Sabías que la silla eléctrica fue inventada por un dentista?

¡Mejor no pienses en ello la próxima vez que acudas a la consulta!

    En las décadas de los 70 y 80 del siglo XIX, se popularizó el alumbrado eléctrico en las calles de las ciudades. El tipo de alumbrado, que utilizaba voltajes de entre 3000 y 6000 voltios, comenzó pronto a producir accidentes entre la población, algunos de ellos mortales. Estas son algunos ejemplos,  aparecidos en diversos periódicos de la época:

News and citizen (Morrisville, Vermont, USA) – 14 de Septiembre de 1882
Dos hombres que se encontraban escalando unas rejas en los Jardines de las Tullerías de   París durante un espectáculo de fuegos artificiales, se agarraron a un cable eléctrico y resultaron golpeados por una descarga que los mató de inmediato.

The Rock Island Argus (Rock Island, Illinois, USA) 23 de Junio de 1883
John Parvey, reparador de líneas de la Kawsmouth Electric Light Company, tocó un cable eléctrico y está muerto.

The Abilene reflector (Abilene, Kansas, USA) 7 de Enero de 1886
«Un organillero italiano, en Nueva Orleans, se encontraba apoyado contra un poste telegráfico cuando una corriente eléctrica descendió por el mismo y le mató. Otro organillero, que acudió a asistir a su amigo, resultó herido de gravedad. Se cree que un cable eléctrico de la compañía Brush se había cruzado accidentalmente con la línea, causando el fatal desenlace.»

Parece ser que fue uno de estos accidentes, ocurrido el 7 de agosto de 1881 en Buffalo, Nueva York, el que llevó a la invención de la silla eléctrica. El forense encargado de investigar la muerte de un borracho en un generador eléctrico de la Brush Electric Company informó de los detalles del accidente a una sociedad científica de la ciudad de la que era miembro un dentista llamado Alfred P. Southwick. Éste vio rápidamente las posibilidades prácticas que ofrecía el asunto.

Southwick, junto con el médico George E. Fell y el jefe de la Asociación Americana para la Prevención de la Crueldad a los Animales de Buffalo comenzaron a realizar experimentos con perros callejeros para determinar la mejor manera de sacrificarlos mediante el uso de la electricidad, empeño en el que sacrificaron a miles de animales antes de encontrar la manera óptima de llevar a cabo el asunto. Southwick se erigió públicamente en un defensor a ultranza de la utilización de dicho método para ejecutar a los reos condenados a muerte en sustitución de la muerte en la horca, al considerar que se trataba de un método más humano, que provocaba menos sufrimiento al preso. Desde el primer momento propuso la utilización de una silla similar a la utilizada en su profesión de dentista, a la que habría que acoplar una serie de correas para mantener inmóvil al condenado.

 

 

   Tras una serie de ahorcamientos en el estado de Nueva York en 1885, realizados de forma chapucera y con gran sufrimiento para el reo, se constituyó una comisión para encontrar un medio de ejecución más humanitario que la horca. Southwick era uno de los tres miembros de esta comisión, que propuso finalmente el uso de la silla eléctrica. La ley que instauraba esta forma de ejecución fue aprobada finalmente en 1888, pero no daba detalles técnicos sobre la forma de llevarla a cabo, por lo que se solicitó a la Sociedad Medico-Legal de Nueva York que determinara la forma más conveniente de hacerlo. Propusieron el uso de una corriente de 3,000 voltios, si bien no indicaban si se debía tratar de corriente alterna o continua.

¿Corriente Alterna o Continua? La Guerra de las Corrientes

Thomas Alba Edison
George Westinghouse
Nikola Tesla

Todo lo anterior ocurría en un momento en que las dos grandes empresas eléctricas del país, las empresas de Thomas A. Edison (inventor entre otras genialidades de la bombilla incandescente de larga duración), y las de George Westinghouse, se encontraban inmersas en la llamada Guerra de las Corrientes. Edison defendía el uso de la corriente continua (la utilizada hoy en día en las pilas y baterías) y Westinghouse el de la corriente alterna (la utilizada hoy en día en nuestras casas, empresas y ciudades).  La corriente alterna tiene la ventaja de poder ser transportada a largas distancias con una pérdida mínima (elevando la tensión), permitiendo tener centrales eléctricas grandes que distribuyen la electricidad a grandes distancias; la corriente continua en cambio necesita de generadores eléctricos próximos al lugar de consumo, aumentando los costes. Sin embargo hasta mayo de aquel mismo año nadie había sido capaz de construir un motor que funcionase con corriente continua, lo que proporcionaba a Edison una ventaja importante. Pero en mayo se produjo un acontecimiento que proporcionó a Westinghouse una importante ventaja: un ingeniero eléctrico de origen serbio llamado Nikola Tesla, realizó una presentación en el American Institute of Electricity durante la que mostró no uno, sino varios diseños de motores eléctricos que funcionaban con corriente alterna.   Tesla había trabajado anteriormente para Edison, tanto en Europa como en Nueva York. Tesla era un firme defensor de la corriente alterna a la que Edison denostaba. Tras una serie de desavenencias y algún engaño por parte de Edison, Tesla había abandonado la compañía en 1886, estableciendo su propia compañía un año más tarde. Su anuncio de la invención de los motores eléctricos de corriente alterna llevó a George Westinghouse a comprarle unas 40 patentes diferentes, estableciendo un lazo profesional entre ambos que perduraría en el tiempo.   El comité encargado de determinar el mecanismo y modo de ejecución por electrocución escogió como consultor a Harold P. Brown, un ingeniero eléctrico que defendía el uso de la corriente continua y que en julio de aquel mismo año había llevado a cabo la ejecución pública de algunos perros con corriente alterna para demostrar su peligro, con el soporte de Edison. Entre ambos habían llevado a cabo una campaña de propaganda en contra de la corriente alterna. En diciembre preparó un experimento en el laboratorio de Edison al que invitó a la prensa, los miembros de la Sociedad Médico-Legal de Nueva York y el Presidente del Comité para la Pena de Muerte. Para ello utilizó generadores de corriente alterna de la Westinghouse. Sacrificaron cuatro terneros y un caballo, administrándoles una corriente de entre 1000 y 1500 voltios. Los animales murieron casi al instante sin apreciarse síntomas de sufrimiento, convenciendo al comité sobre la necesidad de utilizar la corriente alterna para ejecutar a los condenados a muerte.

William Kemmler
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La primera ejecución

El diseño de la primera silla eléctrica fue realizado por el médico George E. Fell, quien había trabajado a principios de la década con el dentista Southwick. La primera silla fue construida por Edwin Davis, el primer verdugo del estado que utilizó el artilugio.

La primera persona ejecutada por este método fue William Kemmler, condenado a muerte por el asesinato a hachazos de su pareja. La ejecución tuvo lugar el 6 de agosto de 1890.

Los primeros 17 segundos sirvieron para dejar inconsciente a Kemmler, pero no le mataron. Los médicos se acercaron a inspeccionarle y, al ver que seguía con vida, pidieron que se conectara la corriente de inmediato. Tras el lapso de tiempo necesario para recargar el generador, durante los cuales el reo emitía sonidos indescifrables y su cuerpo se convulsionaba, se aplicó una segunda descarga de 2,000 voltios. Los capilares bajo la piel de Kemmler reventaron y comenzó a sangrar. La ejecución duró nada menos que 8 minutos.

George Westinghouse declararía después que habrían hecho mejor utilizando un hacha.

Uno de los expertos que asistieron a la ejecución, un electricista llamado Charles R. Huntley, declararía después “Nadie puede explicar con palabras el aparente horrible sufrimiento de ese pobre diablo en el intervalo entre la aplicación de la primera descarga y la de la segunda. Todo el mundo en la habitación perdió la cabeza. No volvería a ser testigo de algo así ni por 1,000 $”.

 

La autopsia reveló una gran quemadura, del tamaño de la palma de una mano en la base de la espina dorsal, en el lugar en el que se sujetó uno de los electrodos. Los músculos de la zona se habían quemado y se podían ver los huesos. En la parte superior de la cabeza, el cuero cabelludo estaba totalmente quemado, el cráneo estaba casi calcinado y la parte del cerebro bajo el mismo se había cocido.

El Doctor George Frederick Shrady, uno de los médicos que asistieron a la ejecución y que participaría después en la autopsia declaró “No creo que el pobre individuo sufriese ningún dolor como consecuencia de las quemaduras, pero el intervalo entre la primera aplicación de corriente eléctrica y la segunda – fueron cuatro minutos y medio según el reloj que la persona que tenía a mi lado mantenía en su mano –, ese terrible ínterin, durante el cual el pecho del hombre jadeaba y se convulsionaba, supuso un enorme y terrorífico estrés mental para todos los presentes en la habitación. No quiero volver a presenciar algo así jamás. Puedes matar a un hombre, pero MÁTALO.

Descarga el ejemplar del «The World» del 6 de agosto de 1890

La elefanta Topsy

Es conveniente aclarar que Edison era partidario de abolir la pena de muerte pero pensaba que, en caso de ser mantenida, debía aplicarse mediante un un método rápido e indoloro, y criticó duramente la forma en que se había llevado a cabo la ejecución. Edison continuó su guerra en contra de la corriente alterna durante años. En 1890 electrocutó públicamente perros, caballos y otros animales para demostrar sus peligros.

En 1903 los dueños del parque de atracciones Luna Park de Coney Island, en Nueva York, decidieron matar a Topsy, una elefanta asiática que había matado a tres hombres: a dos de sus cuidadores en Texas en 1900 y a un tercer hombre en Brooklyn en 1902, después de que este le ofreciese para comer un cigarrillo encendido. Su idea era hacerlo públicamente, colgando al animal y cobrando la entrada por ver el espectáculo. La Asociación Americana para la Prevención de la Crueldad a los Animales intervino para impedirlo, pero el evento se celebró igualmente, ante varios cientos de asistentes, el 4 de enero de 1903. El animal fue envenenado y electrocutado. El hecho fue filmado por la Edison Manufacturing Movie Company. La cultura popular atribuyó la organización de la electrocución de Topsy a Edison, si bien los historiadores defienden que no fue así y que el genio de Menlo Park no estuvo siquiera presente.

Descarga el ejemplar del «New York Tribune» del 5 Enero de 1903 sobre la ejecucion de Topsy

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